Hoy te enseño el resultado de dos mañanas slow de fin de semana:
Sólo vas a necesitar:
- un lienzo de los baratitos, el mío me costó 4.50€ en un Tedi, puedes comprarlo en un bazar asiático o en cualquier tienda de manualidades (aunque ahí probablemente te resulte más caro)
- Pinturas acrílicas que contrasten, los colores que quieras y blanco.
- Hojas de una planta que tenga marcados los nervios
Empieza por pintar el fondo de un color oscuro.
Yo este lo pinté con una mezcla de negro, blanco y un poco de azul cobalto, para que me quedase un gris oscuro algo azulado.
Espera a que se seque y cuando el lienzo esté listo, busca tus hojas, yo he utilizado de rosal.
Con la ayuda de un pincel, pinta el reverso de la hoja (donde están más marcados los nervios) de blanco y ve colocándola y dejando su huella en el lienzo.
Pinta varias, pero no lo llenes, la idea es crear un poco de profundidad.
Cuando las impresiones de las hojas estén secas, puedes dejarlas tal cual o darle una capa de color.
Yo opté por pintar todo el lienzo de nuevo con una mezcla de azules y verdes, y después añadí unas hojas más que volví a pintar algo más claritas y finalmente unas estampadas directamente en dorado en lugar del blanco.
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